domingo, 6 de octubre de 2013

Feuilles mortes



Cadáveres;  en mi paseo taciturno voy pisando cadáveres de oro húmedo.

Desde que la profesora de biología nos explicara que, científicamente, las hojas secas debían considerarse cadáveres desgajados del árbol, no he logrado deshacerme de esta imagen fúnebre. Cada otoño me asalta la misma angustia al ver que calles y avenidas amanecen tapizadas de cadáveres insepultos en todas las gamas del ocre. Para un alma sensible, es doloroso verlos caer moribundos y amontonarse en desorden, como tras una matanza. La naturaleza es una madre cruel que les niega la tumba.

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